Mientras daba un discurso el presidente de la Sociedad Rural, se desplegaron dos carteles pidiendo a los ganaderos por la finalización de los desmontes. Pero esta vez no fueron los veganos, sino la ONG internacional Greenpeace.
Como contrapartida, en esta ocasión en vez de rebencazos, el Ministerio de Seguridad rápidamente hizo una denuncia penal bajo el argumento de “intimidación pública”.
Lo cierto es que la Sociedad Rural Argentina, símbolo de la opulencia económica y del poder conservador de una clase social minoritaria pero dominante, que se arroga ser representativa de las tradiciones y del “campo” argentino, está siendo denunciada, y expuesta en cuanto a sus excesos con respecto a la producción, en lo relativo a daño ambiental, consecuencias naturales indeseadas como desmonte, inundaciones e incendios, mas el maltrato animal. Cabe aclarar y diferenciar que el sector de esta Sociedad no es el del pequeño productor rural que sí lleva el alimento a las mesas de los argentinos. Los grandes pools de siembra producen para exportar, para biodisel y brindan pocas fuentes de trabajo en contraposición con los pequeños productores.